En menos de una semana se termina el viaje. Atrás dejo a Berlín, a Paris, a Bruselas, a Liverpool, a Londres, a La Haya y a tantas ciudades más que he visitado. También dejo atrás mis días de ocio y buena vida, pasando la tarde entera en un parque, dejo atrás tomar una cerveza mientras viajo en el metro, dejo también el verano.
El verano está llegando a su fin en Europa, y mi viaje también. Me espera en Buenos Aires el final del invierno, la búsqueda laboral, luego la búsqueda de un lugar donde vivir, y quizás, ojalá, disfrutar de la primavera y el verano porteño.
Ha llegado el final del juego.