jueves, 4 de marzo de 2010

Cuando fui a la peluquería con cortes de cabellos por 9 reales y me senté en la silla, el tipo me preguntó por dónde quería cortarlo. Le señalé encima del hombro. ¿Dónde?, preguntó de nuevo. Y yo señalé un poco más abajo, arrepentedísima.

El tipo hizo caso omiso a mi señal y en tres tijeretazos secos se deshizo como de 20 centímetros de cabello. Vi los mechones de pelo en el suelo, y debo reconocer que casi casi se me cae un lagrimón. Trolísima, se me llenaron los ojos de lágrimas, y el tipo me dijo "Que é isso?! Na minha cadeira nao se chora!" y me lo repitió varias veces. Así que me aguante el lagrimón, y como nena grande que soy, me banqué todo el corte con los ojos secos.

1 comentario:

marcelo dijo...

que duro ir a peluquerias en el extranjero. A mí me dejaron un jopo que me hacía la pero cara de tarado que jamás tuve en mi vida.