domingo, 31 de enero de 2010

Futibol

Mientras trabajo un poco en este artículo que es más largo que la Av. Rivadavia, juegan Fluminense y Flamengo, todo un clásico carioca.
Desde mi sillón escucho a los vecinos que se chicanean ante cada jugada de riesgo o gol. Desde casi todas las ventanas salen gritos de euforia o de enojo. Increíble.
Creo que en lo que se refiere a fanatismo por el fútbol, y aunque esto parezca casi imposible, me parece que los cariocas superan a los argentinos. Así de enfermitos.

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