Desde mi sillón escucho a los vecinos que se chicanean ante cada jugada de riesgo o gol. Desde casi todas las ventanas salen gritos de euforia o de enojo. Increíble.
Creo que en lo que se refiere a fanatismo por el fútbol, y aunque esto parezca casi imposible, me parece que los cariocas superan a los argentinos. Así de enfermitos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario