Para empezar, la ciudad es mucho más limpia y mucho más segura. Rodeada por sierras, el verano, es mucho más benigno que el de Río. Acá, pude disfrutar de un clima templado y de dormir tapada sin sentir calor.
Por otra parte, el mineiro es bastaaaaante diferente del carioca. Al mineiro le gusta comer. Y tomar. Por favor, la cantidad industrial de cerveza que esta gente bebe es terrible.
Además de eso, los acentos son muy diferentes! Teniendo el oído acostumbrado al acento carioca, al estar acá, me sentí de nuevo como en esas primeras semanas en Río, cuando los cariocas hablaban entre ellos y yo con suerte agarraba una idea de lo que estaban hablando. Es como estar jugando a un juego de mesa y que tu ficha caiga en "Vuelve a empezar".
BH es una ciudad grande, de unos 2,5 millones de habitantes, según me dijo Ricardo, mi host. Pero como también él me dijo "es la ciudad grande más pequeña del mundo". Y no puedo evitar pensar que tiene razón.
En mis 5 días aquí comí bien, anduve mucho e hice el equivalente a 20 mil horas en la máquina escaladora del gimnasio: BH está llena de subidas y bajadas. Pronunciadas.
En un rato voy para la rodoviaria a tomar un bus para Ouro Preto. Que según me dicen es aún más linda que BH. Veremos cuál es el veredicto.
Y sí, extraño la playa.
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