Lo que no tiene el hostel es onda. Los pasajeros son o parejas o personas que han superado los cuarenta y gustan de ir a la cama tempranito. O ambas.
Ayer incursioné en la noche de Ouro Preto, yendo sozinha a una samba. La música increíble, buena onda, y el espacio ideal para ejercitar mi sociabilidad, cosa que resulta necesaria cuando se viaja de a una.
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