Ayer amanecí afiebrada y con un dolor corporal intenso. Me pasé todo el día tirada, sin hacer nada. Sin siquiera tener fuerza en las manos para agarrar un vaso. Y sin hambre.
Hacia la noche, me empecé a sentir mejor y fui al super a comprar una sopa instantánea. Por suerte Río estaba un poco más fresca, así que tomar la sopa no fue un sufrimiento.
Hoy, viernes, amanecí mucho mejor. Como suele suceder, me he recuperado para el fin de semana.
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